17.10.16

Travesía en el Cerro la Campana



¡Hola Rayadas! Espero que os encontreis muy bien, yo por mi lado estoy feliz, aunque os contaré el por qué de mi felicidad en otro post. Lo que hoy os vengo a contar es mi experiencia subiendo el Cerro la Campana.

Este post puede que sea más largo de lo común, solo les aviso.

¡Empezamos!

Hace dos años y ocho meses subí al cerro  la campana con mi mamá y sus amigas, con mi madre quedamos tan fascinadas con la experiencia que nos dijimos que teníamos que repetirla sí o sí. Incontadas veces fueron las que intentamos organizar el viajecito a Olmué que nos llevaría a repetir esa sensación, pero por fin después de varios meses lo logramos.
El Domingo 9 de Octubre, a las siete menos cuarto de la mañana me encontraba camino al paradero de micro (buses) con mis padres. De los tres mi papá era el menos motivado, no le gusta el trekking, pero accedió a acompañarnos de todas maneras. No había nada ni nadie que nos quitara la sonrisa a mi mamá y a mi, y es que finalmente estábamos dirigiéndonos de vuelta a ese caluroso paraíso.

A las 9:15 de mañana ya estamos en la fila, para poder pagar nuestro acceso al Parque Nacional, la cual era interminable; al parecer más gente como nosotros había decidido aprovechar el fin de semana largo. Todo iba muy bien, hasta que me tocó subir y es que no pensé que me costaría tanto. La primera vez no sufrí de la manera que sufrí el Domingo. No eran mis piernas las que me fallaban, eran mis pulmones, la presión me subió, se me hincharon las manos, se me taparon los oídos. ¡¡HORRIBLE!! Y a pesar de todo eso, seguí feliz de la vida porque estaba ahí, sin importar cuanto demorara, yo iba a llegar a la cumbre -lamentable pero sabiamente decidí no llegar hasta tan arriba-. A duras penas logré llegar a la mina, sentía que me iba a morir ahí mismo, tenía el corazón en la cabeza, así que me dije a mi misma que no quería arriesgarme a que esa sensación pasará a ser más que eso, por lo que me quedé ahí a esperar a mis papás que lograron llegar un poco más arriba.





Cuando llegué a la mina, seguía sintiéndome hecha mierda, pero las vistas lo valían, la experiencia lo valía. Estar ahí lo valía. Comí, me hidraté y me puse lo más cómoda posible para esperar. Mi cuerpo se estabilizó y ya 100% bien, todo parecía muchísimo más fantástico.  Leí un rato, paseé, saqué unas cuantas fotos y me relajé. Me relajé como hace tiempo no lo hacía, sentía una conexión con la madre tierra, con todos los chakras alineados, y con la mente calma. Estar ahí me hacía feliz, y no solamente eso sino que me di cuenta que tan feliz soy, y que tan feliz me hacen la aventuras de este tipo -debe ser porque soy Aries-, mientras estaba sentada en el suelo, estaba pensando en otros lugares que debo visitar y que debo volver a la Campana sí o sí y ver si logro llegar a la cumbre.











Después de esperar unas horas a mis padres, por fin bajaron, descansaron un poco, bebieron agua y nos dispusimos a bajar, aún nos quedaba un largo tramo para llegar abajo y mucho más para llegar a casa. 

Sí tengo que confesar que la bajada se me hizo ETEEEEEEEEEEERNA y que me caí ¡3 VECES! ninguna fue grave, aunque la segunda hizo que todo el mundo se preocupara, el pie se me quedó ''atascado'' y como no me di cuenta, al avanzar normal se me dobló y todos pudieron verlo, tuve suerte porque no me pasó nada. Soy aprueba de balas, o en este caso a prueba de caídas jajaja.

Tras las caídas, calor sofocante y la ruta de regreso que parecía infinita, logramos llegar a la entrada, no tan cansados como pensamos que lo haríamos, salimos del parque a un ritmo normal, compramos unas empanadas de queso que estaban exquisitas y  tuvimos la suerte de encontrar la micro justo cuando llegamos al paradero.

Es una experiencia que repetiría una y mil veces, las ganas de descubrir, conocer y adentrarme en aventuras no me faltan. 

Aquí os dejo más fotos sobre este increíble día.








¡¡También hice nuevos amigos!!







Os digo: tenéis que salir de la rutina, probar cosas nuevas, salir de la zona de confort. Un nuevo paisaje siempre alegra el alma; tal vez este tipo de aventuras no es lo tuyo, pero hay muchas otras cosas que puedes hacer, como ir Zumba, que os lo recomendó Neva en su último post.

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Bueno chicas, espero que os haya gustado el post. Decidme en comentarios si os gustan este tipos de cosas, si os gusta el trekking y si por casualidad habéis subido a este cerro, o a cualquier otro.

Nos leemos en el próximo post. ¡Buenas Vibras!.

-Daniela.


4 comentarios:

  1. Muy buen post y muy buenas fotos. Yo he hecho un poco de trekking, pero me canso muy rápido hahhah.

    Saludos!

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    1. Eso es lo que tiene, estamos en las mismas. Gracias y Saludos!

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  2. bonitas fotos!
    Te invito a que te pases por mi blog y me sigas si te gusta un saludo!

    http://cheremimi.blogspot.com.es/

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